Es la incapacidad del páncreas para segregar la cantidad adecuada de enzimas que aseguren una digestión normal. Es una patología mucho más común en los perros que en los gatos.
La causa más frecuente es la atrofia idiopática de las células acinares pancreáticas, que según los últimos estudios tiene un origen inmunomediado y en algunas razas puede ser hereditaria. Es típica de perros jóvenes de menos de dos años de edad y especialmente del Pastor Alemán y del Collie de pelo duro. En animales de mediana edad y viejos la I.P.E. puede ser causada por pancreatitis crónica (es la forma más frecuente en el gato) o por pancreatitis aguda recurrente. En algunos casos la I.P.E. puede presentarse secundariamente debido a procesos que interfieren con la secreción de enzimas por el páncreas (obstrucción del conducto pancreático por procesos inflamatorios o tumorales) o con la activación de enzimas en la luz intestinal (hiperacidez duodenal, falta de colecistoquinina, enteroquinasa duodenal o ácidos biliares.)
Este déficit de actividad enzimática da lugar a un cuadro de maldigestión, de forma que los nutrientes no pueden ser absorbidos en el intestino delgado, provocando un acúmulo de carbohidratos y grasas en el lumen intestinal, con la correspondiente fermentación bacteriana, hidroxilación de ácidos grasos y precipitación de ácidos biliares, acidificación del medio y sobrecrecimiento bacteriano.
SintomatologÍa
El síntoma más característico es la deposición fre-cuente (3-8 veces al día) de heces blandas, en ocasiones diarreicas, voluminosas y malolientes, con esteatorrea y amilorrea, asociada a menudo con coprofagia. Los animales afectados suelen estar activos y presentan una marcada pérdida de peso a pesar de tener un apetito voraz (polifagia).
Durante la exploración física pueden apreciarse las asas intestinales distendidas, con contenido semilíquido y borborigmos. La intensidad de estos síntomas dependerá de la dieta, de la capacidad de adaptación del intestino de cada animal y de la extensión del proceso.
Interpretación de los analisis
Pruebas Generales
- Hemograma, proteinograma, bioquímica sanguínea: Son importantes para valorar el esta-do general del animal, aunque raramente apare-cen alteraciones significativas. Las más frecuentes son anemia normocrómica-normocítica leve, hipo-colesterolemia e hipoproteinemia.
- Examen coprológico: Se valora de forma cuali-tativa la maldigestión. Debería realizarse de forma seriada y con heces frescas. Permite detec-tar grasa (tinción con Sudán III), fibras musculares y gránulos de almidón no digeridos.
Pruebas Específicas
- Tripsina inmunoreactiva en suero (Trypsin-like Immunoreactivity o T.L.I.): Es la prueba clave para el diagnóstico de la I.P.E. Se utiliza un méto-do de radioinmunoensayo (recientemente se ha puesto a punto una técnica de análisis por ELISA) y debe ser específico de especie.
Mide el tripsinógeno y la tripsina que el páncreas deja escapar de forma normal al espacio vascular, proporcionando una evaluación indirecta del tejido pancreático exocrino funcional, sin interfe-rencia de otras alteraciones intestinales, por lo que es una prueba muy específica.- En el perro, valores inferiores a 2,5 ng /mL son diagnósticos de I.P.E.
Valores entre 2,5 y 5 ng/mL se consideran dudosos. Repetir la prueba a los 5-6 dias. - En el gato, valores iguales o inferiores a 8 ng/mL son diagnósticos de I.P.E.
En algunas situaciones pueden aparecer valores aumentados de T.L.I., como en la insuficiencia renal o en animales medicados con corticoides durante los días previos a la extracción de la muestra, sin embargo no es probable que inter-fieran en el diagnóstico de I.P.E.
- En el perro, valores inferiores a 2,5 ng /mL son diagnósticos de I.P.E.
- Determinación de elastasa-1 pancreática en heces: Es una técnica nueva basada en la deter-minación de la enzima mediante una técnica de ELISA con anticuerpos monoclonales. Tiene la ventaja de ser una técnica no invasiva y que además parece tener una alta sensibilidad.
- Absorción de grasas (triglicéridos): Se mide la lipemia antes y cada hora durante 3 horas después de la administración oral de aceite vegetal. Si no se observa lipemia, se repite la prueba después de incubar el aceite con un suplemento de enzima pancreática durante 30-60 minutos. Si aparece lipemia, nos confirma la presencia de maldigestión; si no la hay sería una malabsorción.
- Absorción de vitamina A: Se administran 200.000 U.I. de vitamina A por via oral y se recoge una muestra de sangre inmediatamente después y al cabo de 6-8 horas. Se miden los niveles de vitamina A en ambas muestras. Una absorción menor a tres veces el valor basal se considera signo de malabsorción o maldigestión (no puede diferenciar entre ambas).
Pruebas complementarias
Cobalamina (vitamina B12) y folato en suero: Sirve para confirmar o descartar el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, que con fre-cuencia se asocia a la I.P.E. en el perro. Valores bajos de cobalamina en suero y elevados de folato indican sobrecrecimiento bacteriano.
* Diversas pruebas como la actividad proteolítica en heces, la prueba de la bentiromida y la tripsina fecal eran muy utilizadas hace unos años sin embargo hoy en día han quedado superadas. Alguna de éstas técnicas como la medición de la actividad proteolítica en heces se ha actualizado usando técnicas de difusión enzimática radial (RED). Sería una prueba útil en aquellos casos raros en que la T.L.I. puede dar falsos negativos (I.P.E. asociada a pancreatitis aguda o pancreatitis crónica recurrente, a insuficiencia renal sin uremia, obstrucción del conducto pancreático, perros con extrema desnutrición o animales tratados con corticoides.)
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